Hace mucho tiempo, en la antigua Checoslovaquia, vivía una joven doncella llamada Berthushka. Esta doncella llevaba un rebaño de ovejas a pastar cerca de los abedules, desde que los ríos se llenaban de nieve derretida hasta que las hojas se ponían ámbar. También se llevaba su huso con hilos de lino, pero no podía resistirse a pasear por los árboles. ¡Eran tan ligeros, y el viento soplaba en sus hojas con tanta dulzura! A menudo bailaba sola, columpiándose entre los árboles y tatareando suavemente.Un día se dio cuenta de que no era la única que bailaba en el bosque de abedules. Frente a ella se encontraba una hermosa Dama vestida de encaje y satén blanco, con largos cabellos platino que le caían por la espalda. Sus ojos eran de un verde profundo y llevaba un collar de flores. Sonreía a Berthushka. “Veo que te encanta bailar”, le dijo, y su voz era tan dulce como el viento entre los árboles.“Si me encanta”- dijo Berthushka. Por alguna razón, sus payasadas no le dieron vergüenza-. Aunque en realidad no debería estar bailando; debería estar hilando.“Hay mucho tiempo para eso – dijo
Baila
Dio vueltas y piruetas con
Reunió a sus ovejas y emprendió el camino de vuelta a casa. Su madre le preguntó qué tal le había ido con el huso, y Berthushka tuvo que admitir que lo había perdido. La madre le regañó, y su hija le prometió buscarlo al día siguiente. No dijo nada de la mujer de blanco ni de su danza.
A la mañana siguiente, Berthushka volvió a llevar a las ovejas al prado, cerca del bosque de abedules. Encontró el huso, pero en cuanto empezó a coger el ritmo,
Esto era lo que Berthushka necesitaba oír.
Dejo caer su huso, cogió la mano de
Cansada pero feliz, llevó las ovejas a casa y la dio la bobina a su madre, que se alegro mucho.
Al día siguiente, Berthushka se levantó temprano y llena, de impaciencia, llevó las ovejas al bosque de abedules.
“Eres una bailarina hábil, mi querida joven, y ¡lo he pasado estupendamente
contigo!”.
Su madre sospechó algo al ver la segunda bobina. “estoy segura de que esto no lo has hecho tú”, le dijo a su hija. Entonces le contó toda la historia de
“Bailar con ella, fue maravilloso – dijo Berthushka -, e incluso me dio un regalo”. Saco la bolsita y la abrió para mostrarle a su madre las hojas, pero cuando la vació ambas gritaron de asombro y alegría, pues todas las hojas de abedul estaban hechas de oro macizo, brillante y reluciente.
hola amiga,siempre es un momento relajante cuando entro a visirate y me pongo a leer tus cuentos sobre las hadas.
ResponderEliminaryo antes no conocia mucho de su mundo pero ahora cada vez que te visito me voy aprendiendo algo de su maravilloso mundo.
un fuerte abrazo amiga y que tengas un bonitos dia!!!!!!
Hola, bello blogg, preciosa entrada, gracias por compartirla, te encontré en un blogg común, si te gusta la poesía te invito al mio,será un placer,es,
ResponderEliminarhttp://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
muchas gracias, buena tarde, besos.
Hola cielo muy bello cuento de hadas me encanto
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