Utiliza está meditación para que las hadas de fuego llenen tu vida con las bendiciones más útiles.
• Empieza la meditación acercándote a una fogata y encontrándote con las salamandras y el Djinn. Pídele a este último valentía, confianza, fortaleza ara hacer cambios, energía e inspiración; o todas estás cosas. También puedes pedirle que te muestre el futuro, pues las hadas de fuego tienen el don de la profecía. Ten en cuenta que el futuro no está grabado en piedra. En otros tiempos, la gente sabía que jugaba un papel en su propio destino, y que si preguntaban sobre el futuro lo modificaban. Si lo que quieres es ver el futuro, deberías enfocar la pregunta como “¿qué debería hacer? En vez de “¿qué va a pasarme? Las hadas de fuego respetan la independencia.
• Cuando les pidas ayuda al Djinn, fíjate en sus brazos levantados al cielo irradiando llamas dirigidas a la aterciopelada oscuridad. Las llamas crean una bola de fuego que va elevándose hasta que parece otra estrella más. Observas esta estrella y esperas verla desaparecer, pero vuelve a crece. Algo desciende y regresa a ti, menos incandescente que la bola de fuego, pero brillante y relampagueante. Cuando se acerca, compruebas que es una alfombra mágica. El Djinn te sonríe y te da la mano. Cuando te roza su feroz palma notas una sensación eléctrica, nada más. Guiado por él, saltas a bordo de la alfombra mágica.
• En la cálida noche, voláis por tierra y mar. Al poco se hace de día, y ves países y paisajes por debajo. Reconoces algunos, mientras que otros parecen llegados de otros tiempos históricos, pasados o futuros.
• Ahora vuelas sobre una magnifica ciudad. Sus paredes son de un blanco reluciente, y sus torres parecen cubiertas de joyas. La alfombra desciende y vais bajando, bajando. El aire es cálido y agradable, y ves un templo debajo de ti con tejados labrados con granates y cornalinas, reluciendo en rojo bajo el sol. Alguien está tocando un arpa en el último balcón de la torre, y el sonido se hace eco por el edificio.
• La alfombra aterriza en un exuberante jardín lleno de plantas tropicales. El Djinn te ayuda a bajar y le sigues al interior del templo. Entras por una puerta arqueada, y el interior está oscuro. Una vez dentro, tus ojos se acostumbran a la tenue luz y vez unas vidrieras que filtran el sol. Estás rodeada de un intenso aroma de incienso, canela y mirra. Delante de ti, en un gran altar, arde una llama enorme.
• El Djinn se dirige al altar, pero tú te has quedado de piedra. No habías visto nunca una llama tan alta, tan forme, tan llena de tonalidades del arco iris. Sientes su calor, a pesar de la distancia que os separa. El Djinn te hace señas y te acercas lentamente. El corazón de la llama permanece extrañamente constante y lo único que sientes, cuando te acerca, es una sensación de electricidad por todo el cuerpo. El Djinn abre una puerta de debajo del altar y saca un farolillo. Lo abre, introduce la mano en la enorme llama y se enciende el dedo. Después, pasa la llama al farolillo. Te mira y suelta una poderosa carcajada. “Éste es tu regalo; aquí se quema tu coraje, tu sabiduría, tu energía. ¡Mira su interior y deja que tu alma se encienda!”.
• Te da el farolillo y miras la llama. Quédate mirándola todo el tiempo que puedas, inhalando el humo de incienso, escuchando el arpa y sintiendo la electricidad del aire. Saca el regalo que desees de la llama, o busca en ella atisbos de futuro. Percibe todas las sensaciones.
• Es hora de regresar. Te llevas el farolillo y atraviesas los jardines con el Djinn, que te guía por el templo de regreso a la alfombra. Al poco vuelves a deslizarte por el cielo sobre ciudades, desiertos, montes y valles, y regresas a la ladera de la montaña, junto a la almenara encendida en mitad de la noche.
• Sepárate del Djinn con muestras de respeto y agradecimiento, y regresa por la colina protegiendo el farolillo encendido, hasta que tus pasos te lleven de nuevo al mundo de la conciencia cotidiana.
• Para recordarlo, enciende un farolillo en este mundo.