Figuran entre los pequeños pueblos de la tierra, a los que también pertenecen los gnomos, duendes, enanos y trolls, y están bajo las órdenes del rey y del príncipe de los gnomos, así como de los poderosos guardianes de las riquezas de la tierra. Los Wichtel son responsables de todo aquello que afecta al reino de la tierra. Se ocupan de los pequeños animales tales como escarabajos, hormigas o gusanos entre otros. Ayudan a las piedras preciosas en su crecimiento y las cuidan. Tejen las flores en toda su variedad y preparan el rocío.
Conocen todas las plantas curativas y todas las fuentes de curación y llevan hasta ellas a las personas puras de corazón. Disponen de todos los poderes mágicos propios de los espíritus de la tierra, el Reino de la Tierra, aunque los utilizan para el bien y con ellos pueden obrar maravillas. Los Wichtel conducen las corrientes curativas y sagradas y las fuerzas de la tierra. Gracias a su amor la naturaleza consigue su verde y sano vestido de colores. De la misma manera se esfuerzan por el aura, el sano vestido de colores de los seres humanos.
Los Wichtel son los buenos habitantes de la tierra, los serviciales espíritus de la tierra, asociados también a los Heinzelmännchen; seres cariñosos y solícitos espíritus que ponen a sus servicios a disposición de la naturaleza y de los seres humanos, no temen a las personas pueden vivir cerca de ellos y hasta con ellos si hace falta, les encantan la gente simpática. Se encuentran principalmente en la naturaleza y allí llevan a cabo cualquier tipo de labor. Los Heinzelmänchen, por el contrario, trabajan más bien en casas y otros edificios y les encantan trabajar estrechamente con los humanos.
Los Wichtel ayudan en lo que pueden y les encanta tenerlos al alcance de la mano. Son aplicados, infatigables, honrados y felices con cualquier cosa. Les gusta trabajar en grupos grandes para darse apoyo mutuamente. Cantan y tararean alegres sus canciones mientras llevan a cabo su trabajo, al que se dedican con esmero. Ayudan de buena gana a los seres humanos en sus tareas cotidianas, aunque son de carácter reservado. Se dedican a una extraordinaria cantidad de cosas: ordeñar las vacas, dan de comer a los animales, riegan las plantas y ayudan en el campo.
No quieren ninguna alabanza pero agradecen que se les deje comida y bebida. Les encanta la leche y el pan. Se dedican a aquello que los seres humanos les han enseñado, por ejemplo a preparar el queso. Frotan el mobiliario de la casa hasta dejarlo reluciente, especialmente los objetos de cobre, estaño y plata. Juegan con los niños y les consuelan cuando su madre está muy ocupada. Por la mañana despiertan a la gente y, por la noche mecen dulcemente a los niños en su sueño, curan a los enfermos y les traen hierbas curativas.
Los Wichtel hacen desaparecer los insultos, las maldiciones, la inmoralidad y la codicia. También son aptos para ahuyentar la perfidia y la infamia contra ellos. Dado que son fieles y apegados las despedidas les causan gran preocupación. Son ordenados, limpios y visten cuidadosamente. Son muy amigables y cuidan los contactos con los otros seres de la naturaleza. Se comunican a través del eco y sus rimas repetidas. Aparte, tienen su propio lenguaje aunque no les gusta revelarlo.
Viven en redes de raíces, en cuevas, bajo grandes grupos de setas, entre piedras y rocas y en los jardines y casas que están bajo su protección. Determinadas fiestas de la naturaleza son sagradas para ellos ya que ponen en contacto con los seres humanos con los seres de la naturaleza y del cosmos. Como todos los seres luminosos esperan la invitación de las personas antes de acudir en su ayuda. Es una gran suerte tener Wichtel en casa para poder librarse de todas las preocupaciones terrenales.