Comparte Conmigo el Maravilloso Mundo de las Hadas...

miércoles, 29 de junio de 2011

Cómo Recibir Regalos de las Hadas de Fuego




Utiliza está meditación para que las hadas de fuego llenen tu vida con las bendiciones más útiles.

• Empieza la meditación acercándote a una fogata y encontrándote con las salamandras y el Djinn. Pídele a este último valentía, confianza, fortaleza ara hacer cambios, energía e inspiración; o todas estás cosas. También puedes pedirle que te muestre el futuro, pues las hadas de fuego tienen el don de la profecía. Ten en cuenta que el futuro no está grabado en piedra. En otros tiempos, la gente sabía que jugaba un papel en su propio destino, y que si preguntaban sobre el futuro lo modificaban. Si lo que quieres es ver el futuro, deberías enfocar la pregunta como “¿qué debería hacer? En vez de “¿qué va a pasarme? Las hadas de fuego respetan la independencia.



• Cuando les pidas ayuda al Djinn, fíjate en sus brazos levantados al cielo irradiando llamas dirigidas a la aterciopelada oscuridad. Las llamas crean una bola de fuego que va elevándose hasta que parece otra estrella más. Observas esta estrella y esperas verla desaparecer, pero vuelve a crece. Algo desciende y regresa a ti, menos incandescente que la bola de fuego, pero brillante y relampagueante. Cuando se acerca, compruebas que es una alfombra mágica. El Djinn te sonríe y te da la mano. Cuando te roza su feroz palma notas una sensación eléctrica, nada más. Guiado por él, saltas a bordo de la alfombra mágica.
















• En la cálida noche, voláis por tierra y mar. Al poco se hace de día, y ves países y paisajes por debajo. Reconoces algunos, mientras que otros parecen llegados de otros tiempos históricos, pasados o futuros.
• Ahora vuelas sobre una magnifica ciudad. Sus paredes son de un blanco reluciente, y sus torres parecen cubiertas de joyas. La alfombra desciende y vais bajando, bajando. El aire es cálido y agradable, y ves un templo debajo de ti con tejados labrados con granates y cornalinas, reluciendo en rojo bajo el sol. Alguien está tocando un arpa en el último balcón de la torre, y el sonido se hace eco por el edificio.
• La alfombra aterriza en un exuberante jardín lleno de plantas tropicales. El Djinn te ayuda a bajar y le sigues al interior del templo. Entras por una puerta arqueada, y el interior está oscuro. Una vez dentro, tus ojos se acostumbran a la tenue luz y vez unas vidrieras que filtran el sol. Estás rodeada de un intenso aroma de incienso, canela y mirra. Delante de ti, en un gran altar, arde una llama enorme.



• El Djinn se dirige al altar, pero tú te has quedado de piedra. No habías visto nunca una llama tan alta, tan forme, tan llena de tonalidades del arco iris. Sientes su calor, a pesar de la distancia que os separa. El Djinn te hace señas y te acercas lentamente. El corazón de la llama permanece extrañamente constante y lo único que sientes, cuando te acerca, es una sensación de electricidad por todo el cuerpo. El Djinn abre una puerta de debajo del altar y saca un farolillo. Lo abre, introduce la mano en la enorme llama y se enciende el dedo. Después, pasa la llama al farolillo. Te mira y suelta una poderosa carcajada. “Éste es tu regalo; aquí se quema tu coraje, tu sabiduría, tu energía. ¡Mira su interior y deja que tu alma se encienda!”.


• Te da el farolillo y miras la llama. Quédate mirándola todo el tiempo que puedas, inhalando el humo de incienso, escuchando el arpa y sintiendo la electricidad del aire. Saca el regalo que desees de la llama, o busca en ella atisbos de futuro. Percibe todas las sensaciones.
• Es hora de regresar. Te llevas el farolillo y atraviesas los jardines con el Djinn, que te guía por el templo de regreso a la alfombra. Al poco vuelves a deslizarte por el cielo sobre ciudades, desiertos, montes y valles, y regresas a la ladera de la montaña, junto a la almenara encendida en mitad de la noche.
• Sepárate del Djinn con muestras de respeto y agradecimiento, y regresa por la colina protegiendo el farolillo encendido, hasta que tus pasos te lleven de nuevo al mundo de la conciencia cotidiana.
• Para recordarlo, enciende un farolillo en este mundo.





sábado, 25 de junio de 2011

Cómo Ver a las Hadas de Fuego



El contacto con las hadas de fuego tiene muchos beneficios. Son unas tremendas energizadoras y aportan pensamiento positivo, entusiasmo y espíritu de aventura. Si abres tu mente y despiertas su interés, podrán serte muy útiles. Los humanos podemos aprender de estas hadas a moderar las pasiones internas, a dirigir el control de las urgencias fuertes, y a trabajar y confiar en los asombrosos poderes del fuego, tanto en el mundo natural como en los planos sutiles.


• Empieza la meditación relajándote por completo. Lo mejor sería hacerlo a la luz del día o delante de un fuego, cerciorándote de no pasar frío. Imagínate en una cálida y sofocante tarde de verano. Al oeste, el cielo está bañado de brillantes tintes de color naranja, rojo y ámbar. Al este, las estrellas van saliendo en el cielo morado. Estás frente al sur, en la dirección de una línea de colinas, y te encuentras de pie en la base de una de las más altas. Ves unas estructuras piramidales erigidas en su cima y te das cuenta de que son almenaras: van a encenderse enormes fogatas. El aire parece eléctrico y a tus pies, mezcladas con la maleza, hay miles de pequeñas luciérnagas que brillan en la tierra cual estrellas.



• A la izquierda oyes un grito en la distancia y uno de los fuegos de las almenaras se enciende. Después, se encienden otros más como respuestas, y otros, y otros, hasta que las cimas de las montañas resplandezcan en el atardecer como si saludaran al cielo. Sientes que debes acercarte más a todo este drama así que subes a una colina.


• El aire es cálido, y aunque la brisa va refrescando según subes, en breve te encuentras envuelta en el fiero aliento de la fogata. Sientes algo de aprehensión, pero ya casi estás en la cima, formando parte de la cadena de llamas que se extienden en la noche de verano. Cuando llegas arriba, delante del gran fuego, esperas encontrarte con otros humanos, responsables de su encendido, pero no ves a nadie.


• Hipnotizada, te quedas mirando las llamas. En el fuego todo es fluido, incandescente. Hay túneles de llamas, paredes de llamas, torres de llamas; ciudades y civilizaciones enteras aparecen y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. No tardas en ver formas: una serpiente que se enrosca y se enrolla por aquí, un dragón que levanta su enorme cabeza por allá; más allá, una columna de caballos salvajes agitando sus fieras crines. También aparecen y desparecen caras que se ríen, hacen gestos y fijan la mirada. Es como si estuvieras recibiendo una visión de otro mundo, de un mundo de pura energía.



• De repente, se forma una ducha de chispas de fuego a tu alrededor y cae. Estas chispas no mueren: crecen. Das un paso atrás, temiendo que la hierba se haya incendiado, pero ves que se trata de otro tipo de llama. La hierba no se consume, y las llamas saltan y revolotean de un sitio a otro. Ves que las chispas se convierten en traviesos duendecillos, de llama pura. Uno de ellos se te acerca veloz como el rayo. Retrocedes demasiado tarde, temiendo quemarte, pero el duendecillo salta sobre el rostro y cuello, y sientes una agradable sensación de cosquilleo. Cuando te deja y vuelve a danzar con sus compañeros, oyes un coro de risas felices. Tú también sonríes y empiezas a relajarte.



• Ahora salta otra chispa de fuego, cae al suelo delante de ti y se convierte en un poderoso Djinn, más alto que tú. Conversa con este ser. Hazle preguntas, háblale de tus miedos (si tienes alguno) y, sobre todo, de tus sueños y esperanzas, de tus ambiciones y deseos. Escucha todo lo que tenga que decirte. Tal vez sientas una especie de ráfaga en los oídos, o una emoción en el corazón. No te sorprendas si de pronto te das cuenta de que quieres cosas que antes no conocías, o si te sientes atraída por algo excepcional. El Djinn puede despertar en ti poderes que no conocías. Si el Djinn lo desea, baila con él, juega y ríe. Comprueba que todo es posible y que el universo es mucho más maravilloso de lo que creías.


• Ha llegado la hora de marcharte, así que hazlo respetuosamente y dando las gracias. Las salamandras, brincando y reluciendo, te alumbran el camino mientras bajas por la ladera, hasta que vuelves a entrar en la sombra y regresas a la conciencia cotidiana. Toma nota de tu experiencia.





miércoles, 22 de junio de 2011

Corro de Hadas



Es frecuente que las hadas bailen sobre la hierba en círculos llamados corros de las hadas, lo que presagia el peligro para el que por allí pasa. El terrible hechizo de la música mágica le trae inexorablemente hacia el corro y se ve obligado a unirse a las hadas en sus desenfrenadas cabriolas. Quizás parezca que la danza sólo dura unos minutos, o una o dos horas, o cuando más toda una noche, pero en realidad la duración normal es de siete años, según nuestro calendario, o más algunas veces. Al infortunado cautivo le puede rescatar un amigo que, mientras otros le sujetan por los faldones, sigue la música de las hadas, se mete en el corro (dejando firmemente un pie fuera) y saca al bailarín.



Circula la leyenda de cierto pastor, Tudur de Llangollen, que se tropezó con un tropel de hadas que bailaban al son de la música de un diminuto violinista. Tudur intentó resistirse a los fascinadores acordes, pero acabó arrojando al aire su gorro y gritando: "Vamos a ello, pues; sigue tocando, diablillo", y entró en el corro.
Inmediatamente, le brotaron al violinista dos cuernos en la cabeza y por debajo de su casaca asomó un rabo.
Las hadas danzarinas se convirtieron en cabras, perros, gatos y zorros, y comenzaron a dar vueltas en un vertiginoso frenesí. Esto duró hasta el día siguiente, que es cuando su amo le rescató tras haberle hallado, sólo al parecer, danzando como un loco. Unas palabras piadosas rompieron el hechizo y Tudur volvió a su hogar.

 


Cuenta otra leyenda que un joven llamado Shon ap Shenkin, una hermosa mañana de verano, se sintió cautivado por una melodía mágica. Se sentó bajo un árbol a escucharla. Cuando se extinguieron los últimos acordes de aquella música, se levantó y quedóse sorprendido al ver que el árbol que le cubría, y que antes fuera verde y frondoso, se había secado. Al regresar a su hogar, observó que la cama estaba extraordinariamente cambiada, algo más vieja y recubierta de hiedra.


En el umbral de la puerta, estaba de pie un extraño, un viejo que saludó a Shon y le preguntó qué deseaba. Shon, sorprendido, respondió que hacia unos minutos que había dejado a su padre y a su madre en esa misma casa. Le preguntó el viejo cómo se llamaba. "Shon ap Shenkin", le respondió el muchacho. Una palidez mortal cubrió el rostro del viejo, que comentó: "He oído hablar muchas veces a mi abuelo, tu padre, de tu desaparición". Al oir esto, Shon ap Shenkin se deshizo en polvo sobre el umbral.






sábado, 18 de junio de 2011

El Mundo de los Espírítus del Viento





Cuando te hagas consciente de los espíritus del aire, oirás sus voces a tu alrededor. Esta meditación está diseñada para que tu espíritu se sienta libre y puedas entrar en contacto con ellos. Al hacerlo, sé consciente de que muchas personas cuentan con su sílfide personal especial, que les inspira. Hazte consciente de que este ser es un guardián, y que está ahí para despertar tu mente y para protegerte.

 

• Encuentra un lugar seguro y solitario al aire libre, mucho mejor. Tendrás que relajarte completamente. Ahora visualízate caminando por el extenso bulevar de una ciudad clásica, majestuosa. Aquí no hay coches que enturbien el ambiente. Vas vestida de blanco y llevas en tus pies unas sandalias. A cada lado se levanta magníficos edificios blancos, con plataformas, columnas dóricas y enormes entradas de arco. Alrededor de estos edificios, y en su interior, se deslizan otros seres, también vestidos de blanco. Sus movimientos son tan suaves que sus pies parecen no tocar el sueño.


• Eres consciente de la brisa en tu mejilla; es especialmente suave y juega con tu pelo. El aire es el más limpio y claro que te hayas encontrado jamás, y tiene una agradable calidez. Estás rodeado de una fragancia floral difícil de localizar. Aunque vas cuesta arriba, tus pies son tan ligeros que sientes como si fueras volando.
• El camino tuerce a la derecha, se estrecha y se hace más empinado. Va subiendo cada vez más en espiral. Pasas muchos edificios maravillosos, pero van desapareciendo gradualmente, hasta que el camino queda alineado por árboles. Éstos se sacuden y se mueven con el viento, pero casi todo el aire que te rodea está quieto.




• Ahora los árboles empiezan a estar esparcidos, y te das cuenta de que has subido mucho. Al poco tiempo te encuentras en una meseta ancha y llena de césped. Caminas hacia el borde y divisas un panorama de valles y colinas, una ciudad blanca, un cielo azul y nubes esponjosas. La brisa es intermitente y juguetona, y parece que se ríe y baila a ratos.
• Estiras el brazo y el viento empieza a soplar. Puedes sentirlo a tu alrededor, de cualquier forma, tirando de tu ropa. Ahora empiezas a divisar figuras arremolinadas, muy delgadas y ligeras, que descienden en picado zigzagueando en el aire violento. Sientes su roce en tu cuerpo, y la risa de sus palabras se vuelve audible.

 


• Ahora te das cuenta de que las nubes blancas están fundiéndose. Ves una nube de masas que se acerca hacia a ti, cambiando de forma mientras se aproxima, hasta que se queda delante de ti, colgando en el aire en una niebla aperlada. ¡Te asombras! Como es natural, una escena maravillosa de la que disfrutas porque te llena de felicidad.




miércoles, 15 de junio de 2011

Cómo Ver a las Hadas del Viento




Las sílfides son quizá las hadas más fáciles de ver, pues están por todas partes. Muchas huirán de los lugares en los que haya habido mucha maldad, y las que se queden allí se preocuparán más de limpiar y de sanar que de la comunicación humana; tampoco suelen recibir favores. Aparte de esto, las sílfides están allí dondequiera que las respires.

 



• Para facilitar el contacto con estos maravillosos seres, súbete a la cima de un monte, preferiblemente en un día despejado, cuando el aire esté fresco y fluido. Abre el corazón a la pureza de la brisa y hazte consciente de cada roce, de cada caricia, de cada murmullo. El aire se queda quieto a veces y sientes un remolino de brisa alrededor de los hombros y de tu pelo, que te señala la proximidad de una sílfide. Mira las nubes de cerca, buscando figuras y formas. ¿Qué te dicen? Intenta que las nubes adquieran la forma que quieras; puedes hacerlo también desde tu ventana. Si así ocurriera, es probable que tengas un contacto telepático con las sílfides.




• Volar una cometa es otra forma de aproximación a las sílfides. Observa la cometa jugando con el viento, siente el tirón y la parada, la bajada en picado y el salto. Mientras vuelas la cometa, probablemente pases más tiempo mirando el cielo que muchos otros días. Sintonízate con las formas de los vientos y de las hadas que otorgan poder.
• Otra de las cosas que puedes hacer agradar a las sílfides es toca una flauta. O silbar una melodía cuando estés sentada bajo un árbol. Elige un día en calma para hacerlo y disfrutar repitiendo la melodía unas cuantas veces. Enseguida sentirás una ligera brisa y las hojas o el polvo se arremolinarán con la llegada de las sílfides.

 

• Las hadas del viento pueden imitar el aspecto de un pájaro o de una mariposa. Para indicar su presencia suelen dejar como regalo una pluma o el aroma de su fragancia. En cualquier caso, serás afortunada, pues tu diálogo con las sílfides habrá comenzado.

 

  
 

viernes, 10 de junio de 2011

Cómo Sentirse Una Sirena


Al mirarte en el espejo, todas las sirenas saben que la belleza ¡está en el ojo del que mira! Si te consideras hermosa, sin duda gustarás a casi todo el mundo. Para este conjuro necesitas un espejo con mango, un poco de agua de manantial, unos pétalos secos de rosa, algunas algas marinas (puedes conseguirlas en tiendas de eco-alimentación o las puedes conseguir directamente del mar), una vela de color rosa, y tu música a poder ser romántica e instrumental y por último una esponja natural.


• Prepara una infusión llenando un cazo con agua de manantial: ponlo a hervir y añade los pétalos de rosa secos y las algas; luego retira el cazo del fuego. Mientras los pétalos y las algas se empapan, prepara un baño de agua caliente, enciende la vela en el baño y pon la música para crear ambiente.
• Cuela la infusión y añádela al baño, (Importante: es conveniente ponerse una pequeña cantidad en el interior de la muñeca de tu mano, 24 horas antes, para asegurarse de que no te da alergia). Cuando el agua tenga una buena temperatura, métete dentro y cierra los ojos.
 

• Piense en un hada de agua, a poder ser la que viste en tu viaje y pídele que se acerque. Puede sentir su presencia como un ligero hormigueo y, si eres afortunada la verás.
• Toma la esponja y frótate todo el cuerpo, disfrutando de la experiencia sensual. Dile a tu cuerpo que es hermoso (aunque suelas pensar lo contrario). Declara;” Del mar me llegó la visa, mi cuerpo viene del mar. Yo soy tan bella como las sirenas”. Mentalmente pídele a tu sirena especial que te llene de confianza.

 
• Ahora toma el espejo, mírate a los ojos y repite “te quiero”. Dilo tantas veces como puedas y necesites, sentada cómodamente en la bañera. Es posible que tu sirena te susurre algo al oído.
• Termina el conjuro dándole las gracias a tu sirena y apaga la vela con una gota de agua. Mientras la bañera se vacía, deja que tu conciencia regrese a la normalidad. Envuélvete en una toalla grande y suave, y date mimos.

 


martes, 7 de junio de 2011

Cómo Ver a las Hadas del Agua




Abre tu corazón a las hadas acuáticas y las fronteras entre vosotros se disolverán. Cuando las sientas cerca, podrás experimentarlas en su hábitat más fácilmente.
• Relájate por completo. Imagina que estás sentada junto a un hermoso lago o una zona tranquila del mar. Puede ser un lugar que te encante, o un sitio de tu imaginación. Tómate tu tiempo para asentarte en el lugar. Observa todos los detalles de los alrededores. Observa los verdes y azules relucientes del agua, y el resto de colores, reflejados y refractados. Observa el azul del cielo que te cubre. Detecta cualquier planta o roca, cualquier rasgo del paisaje: permite que tus ojos descansen ahí. Hazte consciente de cuán cerca estás de la orilla, de pie o sentado, y observa lo que lleves puesto. Fíjate, sobre todo, en un colgante de esmeraldas, grande y bellísimo, y en la piedra plana que llevas sobre el pecho, encima de tu corazón.




 • Escucha los sonidos que te rodean. ¿Oyes la brisa, el canto de los pájaros, el sonido de las olas? Inhala la frescura del aire y el aroma del agua que transporta. Siente el aire puro y húmedo en tu rostro, y el viento suave rozándote el pelo. Disfruta de todo esto sintiéndote cómoda y relajada.
• Ahora concéntrate en el centro del pecho, donde está el corazón. Inhala la belleza de este lugar y permite que tu corazón se sienta cálido, abierto y revigorizado.



• Recuerda la maravillosa esmeralda que cuelga sobre tu pecho, cerca del corazón. Cuando sientas cercanía y empatía hacia la belleza de las aguas, la esmeralda empezará a brillar. La calidez de tu corazón fluye a la esmeralda, que responde palpitando y brillando. El brillo de la esmeralda es suave y, a la vez, sorprendentemente poderoso. Enseguida te das cuenta de que está luz maravillosa se extiende por las aguas, bañándolo todo en el verde más puro. La esmeralda verde llega a las aguas y se mezcla con ellas brillando otra vez. Las aguas se vuelven más claras y empiezan a ver el fondo. ¿Qué maravillosos regalos y tesoros encuentras ahí? ¿Qué seres mágicos están presentes?


 
• Invitadas por la esmeralda, atraídas por el amor de tu corazón, las hadas empiezan a salir de las aguas. Mira cómo llegan, la mayoría extrañas y bellas, y otras bajo formas que tal vez no hayas imaginado jamás. Deja que la esmeralda siga brillando y envía una bienvenida desde tu corazón.
• Deja que las hadas vayan saliendo a su ritmo. Tal vez se queden muy dentro de las aguas, quizá se aproximen al borde. Incluso pueden llegar hasta la tierra. Observa su aparición, permanece serena y deja que la esmeralda de tu corazón siga brillando. Escucha también, pues las hadas tal vez estén hablando, riendo, susurrando o cantando.
 


• Pídeles que se acerquen y pregúntales si puedes hablar con una. Con suerte, una de ellas se acercará a ti. Escucha lo que te dice. Si quieres, puedes hacerle preguntas. Las respuestas obtenidas serán sorprendentes claras o quizá no tengan ningún sentido al principio. Por ahora, intenta no descifrarlas.
• Cuando te parezca bien, despídete de las hadas con muestras de respeto y agradéceles su presencia. Diles que volverás a visitarlas. Deja que la luz de la esmeralda se apague lentamente y vuelva al cristal de tu pecho. Cerciórate de que la esmeralda se cierre y, por ahora, tu corazón también. Toca la esmeralda y siente su frescor y si solidez. Sal de la escena.



 • Regresa a tu conciencia cotidiana dándote golpecitos por todo el cuerpo para sentirte aquí y ahora. Apunta en un cuaderno todo lo que hayas experimentado y cualquier pensamiento que hayas tenido.
• Puedes repetir este viaje todas las veces que quieras. Tal vez se te ocurran más preguntas, y puedes preguntárselas al representante de las hadas. No te sorprendas si las respuestas obtenidas dan pie a más y más preguntas, pues así es como funcionan las hadas y eso forma parte de tu búsqueda. ¡Feliz viaje!




sábado, 4 de junio de 2011

Cómo Traer a las Hadas Acuáticas a tu Hogar



Aunque quieras salir y acercarte a las hadas acuáticas en su propio hábitat, puedes empezar por demostrarle cercanía y respeto en tu propio hogar. Te servirá de mucho, especialmente si quieres invocar la esencia espiritual de una de las hadas de este género como puedan ser las; Ondinas, Sirenas, Selkies, Melusina etc. Tendrás que dedicar un pequeño estante o repisa a modo de altar para las hadas acuáticas.
 


• Coloca en él algunas velas azules o verdes y un cáliz – es decir, un vaso especial con un grabado que honre el elemento agua - . Llena el cáliz de agua procedente de un arroyo, lago o manantial especial, o del mar. Una fuente interior es una magnifica idea, y si tienes una, úsala con agua de manantial.


• Añade al altar cristales como la amatista, la aguamarina, la calcedonia, el jade, la piedra de la luna y el zafiro. También es una buena opción las conchas y piedras que hayan estado cubiertas de agua. Una piedra con un agujero en medio simboliza a La Madre Diosa y es especialmente adecuada. Podrías colocar figurillas de criaturas acuáticas, como peces, delfines, cangrejos o cualquier flor que te atraiga, sobre todo las acuáticas; también serían apropiadas las algas marinas, los artículos de sauce, las fotografías, las estatuillas, cualquier material que recuerde a olas, conchas o escamas, y cualquier cosa que te haga pensar en el agua.


• Puedes quemar varitas de incienso aromatizado de jazmín, bálsamo de limón, eucaliptos, mirra, rosa o vainilla, pues en los viejos tiempos estas hierbas estaban asociadas a las deidades del agua.



• Si quieres invocar el atributo de algún duendecillo acuático que conozcas, elige el que quieras, por ejemplo puedes invocar a Melusina, porque deseas sabiduría y sus poderes sanadores, o el poder de seducción de una sirena, la gracia de una ondina o el don de la danza de la Selkie. Coloca símbolos del hada elegida en el altar, como una foto de una foca para la Selkie o una serpiente para una Melusina. ¡Sé creativa!.



• Enciende las velas y siéntate frente al altar visualizando claramente la llegada del don y tu vida con él. Dale alas a tu imaginación. Asimismo, pide protección y promete honrar a las hadas acuáticas: sobre todo a tu Femenino interno.


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