Dragones

“He visto cómo nacía un dragón. Fue como una enorme explosión de luz. Fue sencillamente increíble”. Después dice el viejo elfo: “sólo los veis como algo malvado. Sin embargo, siempre que nace un dragón trae consigo nueva magia a este mundo.

La magia fuerza vital. Se ocupa de que la Naturaleza y todo lo que le rodea se mantenga en equilibrio”. (Cita extraída de la película “Dragones y Mazmorras”. Los dragones simbolizan la potencia sexual, la energía incontenible, el poder y la protección; las mayores desgracias y el veneno, y del mismo modo las más grandes curaciones y santificaciones.

Mientras sigan naciendo dragones sigue renovándose la totalidad de la energía vital. Los dragones aparecen siempre en escena cuando se pide la movilización de todas las fuerzas para atravesar un umbral.
 

Las líneas de fuerza de la Tierra –las Leylines – se llaman “pista de dragones”. La palabra dragón, proviene del término "drakon" que significa “serpiente” o “gusano”. Pero a la mayoría de los dragones se les representa un híbrido entre varios animales.

Pueden tener las enormes alas de un murciélago, garras como las de un águila, el cuerpo de una serpiente o de un cocodrilo, el tamaño de un elefante y las fauces de un león. La mayoría de las veces se les representan como enormes reptiles con varias cabezas y colas.

Frecuentemente habitan en las profundidades de la Tierra, en cuevas y grutas. Están dotados de algunos poderes mágicos como por ejemplo, sangre que hace inmortal, un corazón que concede fuerza y potencia, cristales en sus ojos que sólo pueden ver la verdad y cuando arden, sus cenizas pueden transformar cualquier cosa en oro.


 
Los dragones son las criaturas más poderosas del Reino del Éter, pero proceden al mismo tiempo del elemento Fuego y pueden mostrarse también en los elementos, Agua, Aire y Tierra. Por consiguiente, existen dragones de fuego, tierra, aire, y agua que son conocidos en incontables fábulas y leyendas de todo el mundo.

En Europa, Oriente Próximo y Asia Occidental el dragón representa, por lo general, la personificación del Mal, de las fuerzas del caos y contrarias a lo divino; personifica asimismo al Enemigo de las divinidades y de los hombres que debe ser abatido en combate. En Asia Oriental, por el contrario, el dragón representa la personificación del Bien y de la Suerte.

El dragón Tifón, “El Humeante”, llamado también Pitón, es un enorme monstruo del Inframundo. Provisto de cien cabezas de dragón y patas de lagarto, personifica las fuerzas destructivas de la Naturaleza como el vulcanismo, las tóxicas radiaciones radiactivas i las inundaciones.

Así se describe al dragón como adversario de lo divino. Los dragones con también los vigilantes de los umbrales, guardianes de valiosos tesoros, que sólo pueden encontrarse detrás de unas puertas muy determinadas. Velan durante el tránsito del Fuego a la Luz, del Conocimiento a la Verdad.

Eso puede apreciarse en las culturas orientales, donde los dragones son frecuentemente los mensajeros celestiales, encargados de custodiar la morada y los tesoros de las divinidades y controlar todos los poderes. Allí existen dragones de las Tormentas, de las Nubes y la Lluvia, dragones de la Tierra que purifican los ríos, dragones Imperiales que protegen el Imperio y que están dotados de un poder superior; dragones que controlan las fuerzas del Yin y del Yang, necesarios para la realización del Tao (el camino oriental hacia la sabiduría).

Un maestro que ha aprendido a dominar estas fuerzas recibe el nombre de “Aquel que puede cabalgar sobre el dragón”. Poderosa protección, perfección, vista extraordinaria, mucha suerte y el mayor de los poderes y fuerzas serán otorgados a todo aquel que haya nacido bajo su poder, que haya sido bendecido con su poder o que se encuentre bajo la protección de su fuerza. Los fundadores de muchos reinos orientales fueron luchadores dragones.