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domingo, 26 de septiembre de 2010

La Historia de Ugunsmate


Introducción: Ugunsmate es el hada guardiana de la chimenea. En la vida rural existen muchos espíritus maternales protectores, y mate es una palabra latvia que significa “madre”. Ugunsmate suele apreciarse en lugares donde se percibe una fuerte sensación de hogar. Suele aparecer en las llamas de la chimenea. Este cuento relata su bendición a una niña huérfana, a la que colmó de alegría.


Érase una vez, hace mucho tiempo, una niña que servía en una gran casa de Latvia. Sus padres habían muerto cuando era más pequeña, así que no tenía a nadie que cuidará de ella. Marta sabía que debía trabajar duro para la familia que la empleaba, pues así la conservarían. Le encantaba coger leña de los árboles, pues veía a los espíritus que se alegraban que cogieran su madera, y hablaba con ellos. Marta también era consciente de otros espíritus que rodeaban la casa grande y sombreada. Algunos no eran amables, pero la mayoría eran buenos con ella, la ayudaban a encontrar objetos perdidos y añadían a su comida especias que la habían convertido en la mejor mesa de la ciudad. Marta hablaba con la hadas cuando estaba a solas, pero se guardaba bien de quedarse callada si había alguien cerca. Sin embargo, Marta anhelaba ver a un hada en particular, a la que no había visto nunca, se trababa de Ugunsmate.


Marta sabía que Ugunsmate era el verdadero espíritu del hogar. La familia para la que trabajaba Marta sabía bien poco de la calidez de un hogar, pues eran trepas sociales, muy competitivos y superficiales. Para ellos, el hogar era un sitio para presumir. Aun así, muchos de sus invitados percibían una atmósfera agradable, y algunos de ellos se dieron cuenta que era Marta, la sirvienta la que hacía que esa casa fuera acogedora. La familia, sin embargo, asumía que la gente acudía a sus fiestas y a sus cenas porque ellos eran muy buenos anfitriones. La sensación de calor hogareño era muy importante para Marta. Aunque la familia no apreciara lo que hacia, ella quería crear un vínculo con el espíritu del lugar. Lo hacía por los animales, por los espíritus de la casa y por los niños pequeños. También quería hacerlo por ella misma, porque no tenía raíces. Marta sabía que Ugunsmate era un espíritu que aparecía alrededor de la chimenea, y cada vez que encendía el fuego decía suavemente: “ Ugunsmate, Ugunsmate, señora madre de la chimenea, por favor, ¡ven!.” Pero Ugunsmate no aparecía nunca.



Marta tenía una posesión única y querida. Era un collar con un medallón dorado, y lo llevaba puesto día y noche. El colgante había permanecido a su madre, y Marta lo tenía como un tesoro un vínculo con su hogar espiritual. Cuando estaba a solas, se sentaba a meditar sujetando el medallón contra su pecho. Un día horrible, Marta se llevo la mano al pecho y el medallón ¡había desaparecido! Lo buscó por todas partes, dejando algunas de sus tareas sin terminar, pero no puedo encontrarlo por ninguna parte. Lo buscó en el jardín, en el establo, en la cocina, miro incluso en la papelera, y revolvió la pila de leña sin ningún éxito. Esa noche, cuando por fin terminó las tareas del hogar. Marta se sentó junto a las brasas mortecinas del fuego y, desesperada, hundió los hombros, Se llevó una temblorosa mano al pecho, sintiendo de nuevo un terrible vacío en el lugar que debía ocupar el medallón. Sus mejillas se llenaron de lágrimas: era como si de nuevo hubiera perdido a su madre. Contempló el fuego a través de unos mojados ojos, y le pareció ver que las brasas brillaban.



Parpadeó, convencida de que las lágrimas estaban haciéndole ver lo que no existía, pero no cabía duda que el fuego estaba creciendo, y algo brillaba al fondo de las brasas. Intentó mirar el fuego de cerca, pero el calor la hizo llorar aun más. Iba a darse la vuelta cuando algo le hizo cambiar de opinión. Marta cogió el atizador y las llamas dieron brincos. Movió las brasas y pescó ¡su collar! Contentísima, lo saco de la chimenea para que se enfriara. “¡Oh, gracias, gracias!”. Miro el fuego, que ahora ardía con fuerza, y vio en la llamas a una mujer que la saludaba con la cabeza y le sonreía, extendiendo los brazos a modo de bendición, “¡Ugunsmate!”- suspiró Marta- ¡Oh, gracias de todo corazón!.




1 comentario:

  1. hola rosana,gracias por devolvernos a la magia del mundo de las hadas a traves de estos preciosos cuentos,siempre es un gusto pasar por aqui y aprender algo nuevo sobre las hadas a traves de estas leyendas.

    te dejo un fuerte abrazo y feliz domingo!!!!!!!!

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