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lunes, 11 de octubre de 2010

Cuento de Hadas: El Hada del Lago



Hoy me ha dado por contaros un cuento, tanto leído, como escuchado, es una prueba que hice este fin de semana, el audio no es muy bueno ya que está hecho con un mp4 y convertido con un editor de audio. Pero aun así me atrevo a que salga con todas las consecuencias, supongo que será divertido, para salir un poco de la monotonía. Así que espero que os guste, y sepáis tener en cuenta el montaje que he tenido de hacer para poder salir así. Un beso a todos y gracias por vuestra visita y comentarios. Os dejo con el cuento. 



En cierta ocasión, a un leñador que iba por el bosque se le cayó el hacha justo cuando pasaba cerca de un profundo lago, el hacha se hundió y el leñador se quedó llorando a la orilla del lago pues era muy pobre y acaba de perder su instrumento de trabajo de pronto, del lago surgió un hada, que, de pie sobre las aguas le preguntó:

-¿Qué te ocurre, por qué lloras?
-Se me ha caído el hacha al agua - Contestó el leñador y sin ella no puedo hacer mi trabajo.

El hada se hundió en el lago y a los pocos instantes reapareció llevando tres hachas. Una era de oro, la segunda de planta y la tercera era la humilde hacha de hierro y madera del leñador.

-¿Es tu hacha una de estas tres?- preguntó el hada.
-Si- respondió el leñador, señalando su hacha-, esa es.-¿No preferirías la de oro o la de plata?-Claro que si; pero tu me has preguntado cual era la mía, y te he contestado.-En premio a tu honradez te regalo el hacha de oro- dijo el hada, entregándosela.


El leñador se marchó muy contento, cantando y saltando de alegría. Por el camino se cruzó con un conocido, que al verle tan alegre le preguntó: -¿Qué te pasa que estás tan contento?

El leñador le contó su asombrosa aventura, y el otro, envidioso, fue corriendo a su casa a buscar un hacha. Luego fue al lago, la tiró al agua, y se puso a gemir.

Apareció el hada al cabo de unos minutos y, como en el caso anterior, le preguntó qué le pasaba.

-Se me ha caído el hacha al agua- mintió el hombre.

El hada se hundió en el agua y reapareció llevando en una mano un hacha de plata y en la otra la que aquel farsante acababa de tirar.

-¿Es alguna de estas dos? - preguntó el hada.

-No, no es ninguna de ésas; la mía era de oro.

-Por embustero te quedarás sin ninguna - dijo el hada, y se hundió en el lago llevándose las dos hachas. Y dejando aquel leñador avaricioso sin el hacha.



En este cuento la moraleja sería; que no hay que tener celos, ni envidias de nadie, que hay que alegrarse de la buena suerte de las personas, porque algún día a ti, te puede ocurrir algo parecido. Sino te puedes quedar sin nada y encima mal visto. También hace referencia a la codicia porque el leñador quería lo mejor, aunque no fuera suyo. Tampoco hay que mentir, porque la mentira tiene las patas muy cortitas. Y la avaricia ya sabéis que rompe el saco.





Gracias por vuestra visita y vuestros comentarios.

Un mágico beso.

Fuente: Cuento de Hans Christian Andersen




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